Hoy, con la compañia de Josito, hemos realizado un entrenamiento conjunto muy satisfactorio. Aunque hacia frío y se veía la nieve caída esta noche en las montañas, no tardamos en entrar en calor camino del Puelo. Subida con mucho barro. Poco a poco fuimos cogiendo ritmo. Llegamos al Puelo en 30 min. y vuelta hacia Corias, ahora como es lógico con la pendiente a nuestro favor. En éste momento y siguiendo los consejos de Josito, me tomé un gel que me dejó alucinado como hizo que me viniera arriba, a los 5 min de tomarlo tenía ganas de apretar el ritmo. Desde luego para París ya tenemos encargado un palet de geles jejejee. Además correr acompañado e ir un poco a rueda cuando estás sufriendo mas se agradece y te hace llevarlo mucho mejor. En total fueron 10,06 en 1:02'22'' a 6'12''/km. y 926 calorías, con el añadido del perfil de la ruta con subidas y bajadas ademas del sobreesfuerzo de ir saltando de un lado a otro del camino para ir eligiendo las zonas con menos barro. También decir que me encontré bastante cómodo a pesar de llevar 15 días sin salir a correr.
Necesitaba estár al lado de mi familia cada minuto estos primeros 15 días. Este pasado viernes 5 de marzo acompañé a mi amor en su maratón particular. 9 meses y 5 días de preparación y 2 horas de sufrimiento y esfuerzo que se vieron recompensados cuando logró llegar a la meta y pudo coger en sus brazos a Zoe. Sin duda, querido cuñao, jamás correremos suficientes maratones como para equipararnos a semejante proeza. Solo puedo decír que soy inmensamente feliz y que tengo una nueva motivación para luchar contra esos 42 km y 195 m., mi hija Zoe, a sumar a Inma y Martín en los que pienso y a los que dedico ese esfuerzo. ¿Mi sueño? .... correr algún día con mis hijos un maratón. Compartir con ellos esa experiencia.
Necesitaba estár al lado de mi familia cada minuto estos primeros 15 días. Este pasado viernes 5 de marzo acompañé a mi amor en su maratón particular. 9 meses y 5 días de preparación y 2 horas de sufrimiento y esfuerzo que se vieron recompensados cuando logró llegar a la meta y pudo coger en sus brazos a Zoe. Sin duda, querido cuñao, jamás correremos suficientes maratones como para equipararnos a semejante proeza. Solo puedo decír que soy inmensamente feliz y que tengo una nueva motivación para luchar contra esos 42 km y 195 m., mi hija Zoe, a sumar a Inma y Martín en los que pienso y a los que dedico ese esfuerzo. ¿Mi sueño? .... correr algún día con mis hijos un maratón. Compartir con ellos esa experiencia.